EMILIA VALARES

AMORES DE VERANO
Emilia Valares Garrote

Cuando fuera mayor estudiaría. Aprendería las leyes y la política para ayudar a su aldea, o al país entero si aprendía mucho. Aprendería geografía para no liarse más con la América de arriba y la de abajo, la suya. Historia para entender la ausencia del padre, escondido en la selva, los idiomas porque el mundo es grande y diverso...
-¡Aurora, atiende!

Claro que atendía, a todo: las palabras de él fueron dogma de fe aquellos meses y para siempre. Hablaba de entendimiento, de respeto, del derecho a la igualdad...y ella preguntaba, un poco por saber, un mucho para prenderlo un instante, "pero ¿quién manda en el mundo?, ¿cuántas religiones hay?, ¿por qué somos pobres nosotros?...

El voluntario se iría en un par de meses. Casi todos los niños habían aprendido ya las cuatro letras y algunos, como ella, leían de corrido. Iba a acabarse todo, las palabras bonitas, los mundos mejores..."¿Para qué sirven los cuentos, y la poesía?, ¿donde tú vives los niños no van a trabajar?" Se aferraba a las preguntas con una ansiedad adolescente, "¿en tu país no hay guerra?, no te vayas, quédate, allá son ricos y no viven atrasados, allá no pelean, saben resolver sus cosas porque tuvieron una educación, ¡tan linda boca!, ¡tan lindos ojos!, quédate acá, con nosotros...
-¡Aurora!
- Disculpe, señor, me perdí.
Algún día sería mayor. Estudiaría, aprendería en la América de arriba, igual que él; luego vendría a la aldea y su escuela estaría siempre abierta. "Disculpe, señor, ¿cuáles dijo que tenían que ser las armas del futuro? La cultura,..."
Fueron unos meses. Justo antes de que la guerrilla secuestrara a aquel señor religioso, y los paramilitares arrasaran el poblado, y luego el huracán lo barriera todo.